jueves, 20 de julio de 2006

TEPJF: generar certidumbre

John Saxe-Fernández
la Jornada.
México 20 de julio de 2006.

Desde cualquier ángulo en que se enfoque la actual encrucijada política que vive la nación, resulta tarea crucial evaluar, corregir y neutralizar las irregularidades detectadas antes, durante y después del proceso comicial del 2 de julio. Sólo así se puede garantizar que en los tiempos por venir exista un medio ambiente estable y predecible que permita una marcha socioeconómica fluida, libre de traumas fratricidas, como los que ya se registraron en la historia mexicana en los albores del siglo XX: "dislocaciones" que con su millón de bajas y cientos de miles de familias desgarradas, se gestaron al calor del implacable esquema "oligárquico-imperial" entonces vigente y que todavía hoy padecemos, a pesar de toda la retórica de la "globalización".

Es cierto que el abierto y persistente intervencionismo faccioso del presidente Fox a lo largo de la campaña electoral y las prácticas torpes, amañadas y hasta ilegales del Instituto Federal Electoral (IFE), así como la ofensiva mediática financiada y orquestada por una oligarquía voraz contra el principal candidato opositor -Andrés Manuel López Obrador (AMLO)- están en la raíz del escepticismo y la irritación que ensombrecen estas elecciones.

Dado lo cerrado de la contienda, en nada ayudó a calmar los ánimos la precipitación del presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, haciendo declaraciones triunfalistas a favor del candidato oficial, Felipe Calderón, lo que, ante evidencias de manejos irregulares, generó mayor inquietud.
Fue amplia la sensación pública de que Ugalde asumía funciones que la ley sólo confiere al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), única instancia legalmente capacitada para calificar el proceso electoral y declarar si hay presidente electo. A esa "precipitación" pronto le siguió una amplia y riesgosa "cargada" de "triunfalismo anticipado" liderado por Calderón, que está tensando el ambiente poselectoral. Difícil olvidar aquella entrevista de López Dóriga con Calderón, a pocas horas del "triunfo". En los primeros cinco minutos, luego de recibir las "felicitaciones" de Televisa, el candidato se apresuró a asegurar a los grandes monopolios extranjeros y sus socios del Consejo Coordinador Empresarial, que ahora sí se concretarían las "reformas estructurales que México necesita", el "código" para designar la privatización y extranjerización del petróleo y la electricidad, el agua, la educación superior, la seguridad social y la "flexibilización de la fuerza laboral".

Pronto se registró el uso de los instrumentos de Estado para promover el "triunfalismo precoz": desde Relaciones Exteriores se "cabildeó" para que gobiernos extranjeros felicitaran a Calderón. Algunos, informados sobre tal "precipitación", pronto rectificaron. Otros que no lo hicieron, como Rodríguez Zapatero de España, ofenden nuestra institucionalidad.

La Secretaría de Gobernación no podía faltar en el irrespeto al Poder Judicial: Abascal trató de cubrir a Calderón con un manto de "legitimidad religiosa" agregando al Consejo Inter Religioso a la "cargada triunfalista". La reunión se efectuó en lo que sólo puede calificarse como un irresponsable esfuerzo por despertar al México bronco, aunque el cardenal Rivera luego aclaró que "hasta ahora no tenemos presidente", quizá impactado por el millón y medio de almas congregados en las inmediaciones de la Catedral Metropolitana el domingo pasado en torno a AMLO para exigir que se limpien los comicios.

El comportamiento gubernamental, y los espots del IFE, defendiéndose de la crítica, empeoran una crispación que se acentúa por la actitud provocadora de Calderón y su cerrazón a que se constaten los resultados, voto por voto, y por encasillar como "violentos" y chantajistas a quienes así lo exigen. Lo que contrasta con la actuación pacífica y creativa de la población el 2 de julio y a lo largo de dos multitudinarias manifestaciones precisamente a favor del desahogo pleno de los mecanismos legales e institucionales disponibles para generar certidumbre electoral.

Para tirios y troyanos es vital que la única instancia jurisdiccional encargada de calificar el proceso comicial, el TEPJF -la "llave de seguridad" disponible para que el país no se nos precipite al abismo de la confrontación (ya hay conatos de violencia)- disipe las graves dudas en torno a unas elecciones que, por muy reñidas, y estar plagadas de irregularidades, algunas explicables, otras metódicamente dolosas, exigen un escrutinio cabal. Comparto la esperanza de millones de ciudadanos de todo el país, representados el domingo en el Zócalo, en el sentido de que, como bien expresó John M. Ackerman desde Proceso (Núm. 1550), los magistrados del Tribunal adoptarán "... una actitud proactiva y responsable, ordenando la apertura de todos y cada uno de los paquetes electorales cuyos resultados estuvieran bajo cualquier sospecha, o incluso ordenando un recuento de la totalidad de la votación para presidente de la República". Asegurar la certeza de la elección es ahora esencial para la paz social.

jueves, 6 de julio de 2006

El país pende de un hilo

John Saxe-Fernández
La Jornada.
México 6 de julio de 2006.

El proceso comicial se vio gravemente menoscabado, entre otros factores, por la ostensible conducta facciosa del presidente Fox. En su campaña contra la candidatura de Andrés Manuel López Obrador abusó de los instrumentos de Estado a su disposición, despojándose del papel arbitral y neutral que corresponde a un presidente, para poner en marcha, coligado con una derecha intransigente, de dentro y fuera del país, lo que se ha calificado de un "golpe de Estado técnico" (La Jornada, 4/7/06, p. 21). En su inadmisible interferencia electoral, abusó de instancias que van desde la oficina presidencial y la Procuraduría General de la República hasta las secretarías de Economía y Hacienda, y programas sociales a favor del PAN.

Luego del fallido intento del PRIAN de rescindir los derechos políticos de AMLO, Fox procedió, sin que el Instituto Federal Electoral (IFE) lo frenara, a restar cualquier viso de "equidad" al proceso electoral lanzando una extensa ofensiva multifacética contra AMLO, arriesgando la integridad del proceso. Fueron múltiples sus ataques por radio y televisión, directos, personales y persistentes en medio de una multimillonaria campaña de miedo incitada por Acción Nacional. Todo ello "respaldado" por una "estrategia de tensión" consistente en operativos de "seguridad" y de provocación, y de una represión intensa y violenta para amedrentar a la población.

A pesar de la inducción del temor, de la pasividad del IFE, de la guerra sucia y del encono de la campaña, la respuesta ciudadana fue contrastante: la votación, copiosa, se dio en un medio ambiente de tranquilidad y concordia. La ciudadanía se volcó a las urnas confiada en la transparencia del mecanismo electoral para dirimir, de manera pacífica, los graves y urgentes retos económico-sociales y políticos que enfrentamos.

La participación de una propuesta alternativa al desastre socioeconómico y a la debacle moral de la corrupción sin freno del régimen, llevó a millones de ciudadanos a acudir a las urnas. Ahora, en medio de evidencias de manejos computacionales sesgados del PREP y de un tropel de inconsistencias, como evidencias de "fraude hormiga", irregularidades y manipulación en cerca de 50 mil casillas, el conteo repetido de casillas a favor del PAN, el "extravío" de 2 y medio millones de votos (sólo aclarado hasta que el PRD lo denunció, datos cuya inclusión acortó más la distancia entre AMLO y Calderón) es forzoso contabilizar acta por acta y, donde proceda, voto por voto. Esta circunstancia exige cabal limpieza.

Se abren escenarios complejos: una muy riesgosa burla a la voluntad popular, que "podría prender la mecha" del polvorín, o una salida institucional y legal que dé curso, con desahogo pleno, a una revisión íntegra del proceso.

Ayer, 5 de julio, dio inicio el cómputo distrital y se contempla que el 9 de julio el IFE, si procede, dé constancia de mayoría. Pero el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) define al ganador a la luz de las impugnaciones sobre los resultados contenidos en las 130 mil 480 casillas abiertas el 2 de julio.

El 10 de julio se pone en marcha el periodo para que se presenten los recursos de impugnación. El TEPJF, que falló contra al PAN por la guerra de espots contra AMLO, tiene capacidad legal para invalidar el proceso comicial, por ejemplo, si se llegaran a anular 20 por ciento de las casillas, o por graves irregularidades que resten libertad, autenticidad y equidad al procedimiento. El 31 de agosto es el día límite para resolver las impugnaciones de los juicios de inconformidad de la elección presidencial y el 6 de septiembre es el último día para que el TEPJF declare si hay presidente electo.

En todo esfuerzo por desmontar el "golpe técnico" es esencial garantizar la integridad de actas y paquetes electorales a la luz de lo ocurrido en 1988. Hay un candidato decidido a defender el voto y ya no vivimos en la absoluta oscuridad en materia jurisdiccional de aquel entonces, cuando la participación del Poder Judicial en las elecciones era inconcebible. Hoy existen mecanismos como el TEPJF, considerado por algunos como "la llave de seguridad" para resolver encrucijadas difíciles como la actual.

El país pende de un hilo. Es vital el desempeño riguroso, legal y justo del TEPJF, que desde 1996 forma parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), con facultad plenipotenciaria, inapelable, para calificar la elección. También lo es la integridad de los siete magistrados del TEPJF, seis de los cuales terminan su mandato en octubre. Como sugiere Jonathan Torres (El Semanario, 15-21 de junio de 2006), en caso de que se impugne la elección, algunos magistrados "podrían liberarse de ataduras" partidistas y votar de manera objetiva, pero otros "podrían razonar su voto con miras a su aspiración por ocupar una magistratura en la SCJN o emitir un juicio al vapor ante su próxima salida". José Fernández Santillán sostiene, sin embargo, que el TPJF "ha tratado de arrancarse el cordón umbilical que lo vio nacer, para actuar conforme con los principios legales". Ojalá.