jueves, 23 de febrero de 2012

Grecia/Europa: ¿incendio en etapas?
John Saxe-Fernández, La Jornada, Jueves 23 de Febrero de 2012.
E

l programa de ajuste estructural (PAE) impuesto a Grecia por el FMI y el BCE, con torpe endoso alemán, es una agresión políticamente insostenible a su pueblo, su patrimonio nacional y su soberanía, con profundas repercusiones que trascienden el ámbito nacional y regional. Le sigue algo más que el contagio hacia España, Portugal, Italia y Francia: el alto capital mundializa así la brutal guerra de clase que desató sobre América Latina desde los años 1980.

Fue Joseph Stiglitz, en calidad de ex economista en jefe del Banco Mundial (BM), quien reveló en 2001, en una memorable entrevista con Gregg Palast, aspectos cruciales de la ofensiva. Lo central de su interlocución con ese agudo periodista/analista merece especial atención cuando se somete a la población griega a un orden colonial con un recetario de saqueo, pro-cíclico y de alta explosividad social.

Stiglitz indica que los PAE del FMI-BM y sus country managers (que fungen como presidentes, secretarios de Estado, ministros o regentes) constan de cuatro etapas. Se empieza con la privatización de los bienes nacionales, facilitada por la corrupción a gran escala.

La venta de empresas públicas a precio vil (electricidad, petróleo, ferrocarriles etcétera) se agiliza con empréstitos que contemplan comisionesdepositadas en cuentas bancarias que se pueden revisar en enero de cada año, bajo la discreción que ofrece Davos. Stiglitz dijo a Palast: podías ver cómo sus ojos se dilataban ante la posibilidad de las comisiones por rebajar unos cuantos miles de millones de dólares del precio de venta. Y el gobierno de EU lo sabía. Fue así como, bajo los PAE, en México nos quedamos sin banca, ferrocarriles y la entrega del petróleo, la electricidad, el frijol, el maíz, y la organización territorial, está en curso.

Sigue la liberalización del mercado de capitales, para que los especuladores hagan lo suyo bajo el libre mercadocon tranquilidad, porque siempre estápapi-Estado listo con algún rescate. Es el ciclo del capital caliente, cuando la inversión entra y sale con fluidez, pero a la menor provocación los nerviosos especuladores sacan todo a la velocidad de la luz y, como dice Stiglitz, en pocos días se agotan las reservas nacionales. Y cuando esto ocurre, para seducir a los especuladores para que le devuelvan a una nación sus propios fondos de capital, el FMI demanda que se eleven las tasas de interés a 30, 50 y 80 por ciento. El resultado (es) predecible: las altas tasas de interés destruyen el valor de la propiedad, desmantelan la producción industrial y agotan la reserva nacional.

En este punto el FMI arrastra a la nación asfixiada a la tercera etapa: alinear los precios según las fuerzas del mercado. Traducción: precipitar la guerra de clase aumentando los precios de alimentos, gasolinas etcétera, en medio de la flexibilización de salarios, contratos colectivos, pensiones. Esto conduce, paso a paso, al estadio tres-y-medio que Stiglitz llama la etapa de los estallidos sociales del FMI: cuando ya la nación está de rodillas, el FMI aprieta y aprieta más hasta sacar la última gota de sangre. Aumentan la presión hasta que todo explota.

Así ocurrió en Venezuela, Brasil, Argentina, Indonesia, sin olvidar las huelgas bolivianas por los precios del agua (en 2000) o en febrero de 2001, las huelgas en Ecuador por el aumento, en los precios del gas para cocinar, impuesto por el BM.

Los estallidos estaban fríamente calculados. Palast, por su parte, lo comprobó ya que Newsnight consiguió documentos del BM como la Interim Country Assistance Strategy for Ecuador, 2000, donde se esperaba que los PAE generarían malestar social. El documento secreto, dice Palast, anota que el plan para dolarizar Ecuador lanzó a 51 por ciento de la población por debajo de la línea de pobreza. Agrega que las protestas pacíficas fueron dispersadas a punta de bala, tanques y gases lacrimógenos causando nuevas fugas de capital y bancarrota oficial. “Este incendio económico tiene su lado brillante –para extranjeros–, ya que pueden comprar activos públicos a precios de ganga... los grandes ganadores serían los bancos occidentales y el (Departamento del) Tesoro de Estados Unidos.”

Se llega así a la cuarta etapa: el libre comercio pero bajo las reglas de la OMC y el BM. Se derrumban barreras arancelarias al tiempo que colocan barricadas para proteger sus propios mercados de la agricultura del Tercer Mundo.

Coda: en tiempos de los ocupa, a nadie escapa que a los aprendices de brujo del FMI-BM-BID y sus country managers esas recetas les estallaron en la cara. Así ocurrió en Venezuela, Brasil, Ecuador, Argentina y Bolivia, cuando sus pueblos decidieron ser naciones y no colonias.

jueves, 9 de febrero de 2012

Razones del doble veto
John Saxe-Fernández, La Jornada, Jueves 9 de Febrero de 2012.
A

nte el veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad de la ONU a sanciones al gobierno sirio de Bashar Assad, planteadas por la coalición que encabezó Estados Unidos en la guerra de agresión contra Libia, más la Liga Árabe, las reacciones del Potomac no se hicieron esperar. Fueron airadas, pero no inesperadas. La magnitud del evento se evidenció cuando el rechazo al veto por la embajadora de Estados Unidos en la ONU (algo vergonzoso, dijo) se acompañó con declaraciones de la secretaria de Estado Hillary Clinton y del presidente Barack Obama. La primera exclamó que era una farsa mientras Obama evidenció la intención de regime change, de lo que a todas luces es un operativo diplo-militar de largo alcance y de larga data, con la mira en Irán, ya que Siria es parte del crucial abanico de alianzas en el Cáucaso y Asia Central de Teherán. Al tiempo que exige la renuncia de Assad y cierra su embajada en Damasco –seguido por su acólito que despacha en Downing Street– Obama congeló los activos del banco central iraní en Estados Unidos.

La secretaria de Estado, en peligroso desapego a la sustancia y las formas de la convivencia internacional, golpeteó la exigua credibilidad de la ONU al decir que ante la neutralización del Consejo de Seguridad, hemos de redoblar nuestros esfuerzos fuera de la ONU, junto con los aliados y socios que apoyan el derecho del pueblo sirio a tener un futuro mejor. Este exhorto al abandono del derecho internacional y de instituciones necesarias para una salida no-bélica en Siria –y en el mundo– ocurre cuando la posición de Ban Ki-Moon para mediar en el conflicto sirio está por los suelos, ya que al exigir a Assad poner fin a la violencia y dejar de matar a sus compatriotas (La Jornada, 16/I/2012) sin investigar y determinar los orígenes y actores internos y externos involucrados en la escalada de violencia, que reporta 5 mil bajas, se adhiere de manera torpe a las presiones que impulsan el regime change, lesionando la capacidad de la ONU para conciliar las partes en conflicto, más aún cuando fuentes que han asesorado a la Secretaría General establecen como necesaria –y factible– una identificación de los impulsores, no sólo del creciente flujo clandestino de armas, que alimenta una violencia tipo guerra civil (¿como en México con Rápido y Furioso?), sino también del financiamiento y de la acción de agentes de inteligencia y de provocación, que actúan entre los grupos opositores, lo que recuerda un largo rosario de episodios de regime change, que desembocaron, en el caso de Irán, en el derrocamiento de Mossadeg en 1953. Fue un momento clave en el ascenso hegemónico de Estados Unidos, registrado en el imprescindible estudio de Stephen Kinzer, All the Sha’s Men(New York, Wiley & Sons, 2003), que permite visualizar el contexto más amplio de los traumáticos eventos en Siria, ahora en momentos de declive del hegemón y también con Irán, su petróleo y su postura geopolítica, en la mira.

Los misteriosos esfuerzos fuera de la ONU mencionados por Clinton, se aclaran al recordar que en una entrevista con Amy Goodman (marzo de 2007) el general Wesley Clark, ex comandante de la OTAN, reveló que sólo una semana después de los ataques del 11/S ya circulaban en el Pentágono los planes de guerra contra Irak, y que en octubre de 2001, cuando Estados Unidos bombardeaba Afganistán, se le informó que además de Irak y Afganistán, los planes incluían acciones bélicas, entre otros países, contra Libia, Siria e Irán, este último pieza clave de la estrategia estadunidense para la restauración hegemónica en Eurasia, un delirio neoconservador en curso, que puede desembocar en un desastre mundial.

La intención de fondo del operativo en Siria e Irán –y del despliegue antibalístico de Estados Unidos– es acosar y frenar el ascenso de Rusia y China en una ecuación geopolítica euroasiática en la que los múltiples vínculos de Teherán con Moscú y Beijing se presentan como obstáculo mayor al control de los campos petroleros gigantes y supergigantes del Golfo Pérsico y África, y de vastos recursos energéticos y posiciones estratégicas en el Cáucaso o los corredores de acceso a la cuenca del Caspio.

Como bien plantea Mahdi Darius Nazemroaya (Strategic Culture Foundation) Irán es un pivote geoestratégico. Toda la ecuación geopolítica de Eurasia cambiaría sobre la base de la órbita política de Irán, y advierte que si por un regime change, Teherán se aliara con Estados Unidos y fuera hostil a Beijing y Moscú, podría generar serios daños a Rusia y China, creando gran disturbio en esas naciones. Esto ocurriría por sus lazos étnico-culturales, linguísticos, económicos, religiosos y geopolíticos con el Cáucaso y Asia Central.