jueves, 21 de enero de 2016

París: secuestro corporativo (III)
John Saxe-Fernández, La Jornada a Jueves 21 de Enero de 2016.
A
pesar de la creciente sensación de estar al borde del abismo por los impactos del calentamiento global, por ejemplo el retroceso de glaciares en Groenlandia, aumentos no previstos por el IPCC de la ONU en el nivel de los océanos, hasta las grandes inundaciones en el Cono Sur, la megasequía en California o el desprendimiento en curso de enorme placa de hielo en la Antártida Occidental, en París las corporaciones de los combustibles fósiles se salieron con la suya. El estado de excepción en vigor por los ataques del 13/11 inhibió de manera severa la presencia y presión popular facilitando el cabildeo corporativo en la COP 21. Sin duda el orden de magnitud del daño a los esfuerzos para evitar un colapso climático antropogénico (CCA) fue mayor. Ello por el éxito del alto capital enlazado al big oil y sus aliados en el Congreso de Estados Unidos para evitar a toda costa un acuerdo vinculante para la drástica y urgente regulación en las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI).
Aquello fue un logro de fuerzas políticas, económicas y militares, el capitalismo como lo conocemos desde la revolución industrial, que estaría magnificando el riesgo de irreversibilidad de la catástrofe (v.gr., extinción de especies, la humana incluida) al atender las consecuencias (impactos) y no las causas del CCA. Por ejemplo, los ultra-secretos acuerdos comerciales en proceso de formalización, entre ellos el Acuerdo Trans Pacífico (ATP) y otros elaborados por Estados Unidos y la Unión Europea, otorgan enormes concesiones e instrumentos legales a las corporaciones, como se ilustra en un análisis reciente, Un paraíso para los contaminadores, basado en documentos filtrados por Wikileaks, publicados en La Jornada, sobre cómo los derechos de los inversionistas en los tratados comerciales sabotean a fondo la lucha por la transición energética requerida para frenar el CCA. Las ventajas corporativas en los TLC contrastan con acotaciones de espacios políticos de los estados de la periferia en áreas tan cruciales como la regulación de la inversión extranjera directa (IED). Se permite a las empresas recurrir primero al arbitraje internacional para dirimir las disputasEstado-inversor antes que a los tribunales nacionales, algo esencial al tema que James Petras y Henry Veltmeyer analizan en Imperialismo extractivista en las Américas y en el resto de la periferia, (Boston, 2014). En el ATP son tribunales que operan bajo la abrumadora égida de una clase empresarial voraz, tribunales de justiciade, por y para las corporaciones, incluidas las del petróleo, gas y carbón, las mineras y de la electricidad.
La magnitud de lo que más que farsa, como bien la calificó el climatólogo James Hansen, resulta ser tragedia, se entiende mejor si se tiene presente que el carácter voluntario y no vinculante del acuerdo emanado de la COP21 se acompaña, para beneplácito de la oligarquía que invierte en fósiles, con TLCs tipo ATP, que consagran una potente constitucionalización de los intereses corporativos que impediría a los gobiernos adoptar las medidas necesarias para prevenir un calentamiento global catastrófico ya que limitaciones a la emisión de GEI a la atmósfera, socavarían en gran medida las ganancias de las compañías de combustibles fósiles y energía, lo que podría suponer una violación de los privilegios de los inversores en tratados como los propuestos (Ibid). El triunfo del big oil y el resto de los extractivistas lleva a que, por décadas y desde la ONU, emane el siguiente mensaje a 99 por ciento: ustedes adáptense al calentamiento global. Y al uno por ciento: “la COP no es vinculante: saquen raja de las emisiones GEI y para que el planeta, su atmósfera, población y especies noluzcan como basura de nuestro negocio, digan algo en Davos”.
Si los dejamos éstos son los dos ejes que hacia el resto del siglo cimientan la proyección del capitalismo. Junto a una guerra nuclear, es la mayor inmoralidad e injusticia climática e intergeneracional. A nadie extraña que para sostener al diseño, en acentuada fosilización desde el siglo XVIII, el capitaloceno, a decir de Elmar Altvater en su notable El fin del capitalismo tal y como lo conocemos (Barcelona 2012), el Pentágono (DoD) prepare más intervenciones y guerras con la mira en gas, petróleo, agua y otros recursos vitales (Irak, Afganistán, Libia, Siria, Venezuela, Brasil, México). También frente a las sacudidas del cambio climático cuyosimpactos ya ocurren y muestran su creciente escala, alcance e intensidad. Así lo afirmó el DoD, el mayor consumidor (público o privado) de combustibles fósiles del mundo con fuertes lazos con big oil, al Congreso de Estados Unidos: “para la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos… el cambio climático es una amenaza urgente y creciente. Aumenta los desastres naturales, los flujos de refugiados y conflictos en torno a recursos básicos como los alimentos y el agua”, junto a oportunidades para más intervenciones y negocios (WP,30/7/15).

jueves, 7 de enero de 2016

París: secuestro corporativo (II)
John Saxe-Fernández, La Jornada a Jueves 7 de Enero de 2016.
E
n pocos años, entre las cumbres climáticas de Copenhague y París, se engrosó la oligarquía con inversiones especulativas en petróleo, gas y carbón, es decir, en negocios que penden de la emisión de gases con efecto invernadero (GEI). Su membresía en la “lista dorada Forbes” pasó de 54 en 2010 a 88 en 2015 y vieron el conjunto de sus fortunas personales incrementarse en 50 por ciento, de ¡200 mil millones de dólares (mmd) a más de 300 mmd!, según el estudio de Oxfam Desigualdad extrema en emisiones de carbono, de 2015. Por lo que no extraña que fue desde el Consejo de Relaciones Exteriores (CRE) el cabildo de cabildos de Estados Unidos y a través de Rex Tillerson –RT–, gerente de ExxonMobil, que se dieran a conocer en 2012 los parámetros del big oil desde los que se articulan las Conferencias de las Partes(COPs) de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático (UNFCCC). Acá gracias a un magno atraco, con regresión energética de lo público a lo privado, ya hay aspirantes a la lista fósil de Forbes.
Para RT y Exxon et al, los temores al calentamiento global se han exagerado(overblown). Aunque a diferencia de Lee Raymond, su antecesor en la firma, RT acepta en público que la temperatura global aumenta por las emisiones humanas de GEI, puso en duda ante el CRE la habilidad de los modelos climáticos para predecir la magnitud del impactoClaramente habrá un impacto y la gente podrá adaptarse a los aumentos en los niveles de los mares y al cambio de los climas que puede forzar modificaciones en la producción agrícola. La adaptación fue elevada por RT a mantra que se repite: como especie, hemos pasado toda nuestra existencia adaptándonos. Así que nos adaptaremos a esto. El calentamiento global, concluyó, es problema de ingeniería que tiene soluciones de ingeniería. (The Guardian-G-, 28/6/12).
Entonces pocos sabían que desde fines de los 70 Exxon y las petroleras habían investigado el vínculo del calentamiento con las emisiones de GEI. Tampoco que sus científicos advirtieron a la cúpula de Exxon et.al, de sus riesgos y de la necesidad urgente de tomar medidas. Lejos de evitar una potencial catástrofe climática Exxon et alantepusieron las fabulosas ganancias paramenos de uno por ciento por encima de la vida de 99 por ciento. Al tiempo que Exxon usó la ciencia para calibrar sus inversiones en el Ártico, alentó la incertidumbre sobre la ciencia climática y sus modelos, a sabiendas de que no había tal. Tillerson moduló la narrativa delbig oil mientras canalizaba multimillonarios apoyos a losnegacionistas, sin dejar de vetar toda acción sustantiva en pos de formalizar límites a la emisión de GEI. Antes de la COP21 y para limitar las emisiones de carbono, un grupo de petroleras europeas (BP, Shell, Total), plantearon establecer un precio generalizado y efectivo a la emisión de carbono. John Watson, gerente de Chevron, se opuso porque sus clientes quieren precios bajos y RT lo apoyó de inmediato. Sentenció que no vamos a engañar sobre el cambio climático uniéndonos a una alianza corporativa ambientalista(G,10/6/15).
Bajo la égida Exxon y Chevron, la Asociación Internacional de la Industria Petrolera para la Conservación Ambiental (IPIECA) es usada para incrustar en la ONU el mantra de laadaptación y los intereses del big oil. Estudios de Rachel Taney et al del Instituto TransNacional (www.tni.org/es) indican que IPIECA se dedica a lavar la faz de la industria fósil, repleta de destrozo ambiental y alienta el interés de Exxon, Chevron, BP, Repsol, Saudi Aramco, Shell, Statoil y Total, entre los mayores y más contaminantes monopolios que por décadas han cabildeado para neutralizar toda acción climática efectiva promoviendo salidas y soluciones falsas como el mercado de bonos de carbono, subsidios públicos a tecnologías de captura y almacén de carbón, la nucleoelectricidad, los biocombustibles y la geo-ingeniería.
Adaptarse a niveles marítimos más altos, como dice RT, con la mitad de las ciudades del orbe en riesgo ¿no es lanzar a cientos de millones de todo el mundo a brutal migración forzada? Adaptarse acambios en la agricultura es la receta de TilIerson para los millones que morirían de hambre ¿por la codicia que destroza la vida en la Tierra?
El colapso climático antropogénico no tiene solución de geo-ingeniería como muestra Silvia Ribeiro (La Jornada29/10/10). Es un acto en que, dice Oxfam en cifras, la mitad más pobre de la población mundial sólo genera alrededor de 10 por ciento de las emisiones y vive en los países más vulnerables, mientras que el 10 por ciento más rico de la población es responsable de cerca de 50 por ciento de las emisiones mundiales. Es un fenómeno de clase, con soluciones de clase.
Ya los gerentes, apoyados por militares y la Sexta Flota, ¿preparan escenarios con aceptación implícita de niveles catastróficos de calentamiento global? ¿Acaso la COP21 bajo captura del big oil, sin coraza legal ni instrumentos efectivos, no va en esa dirección?