jueves, 16 de febrero de 2017

Trumpismo: síntoma mórbido (IV)
John Saxe-Fernández, La Jornada  Jueves 16 de Febrero de 2017.
N
i el proteccionismo y su expresión en bloques económicos tipo TLCAN o Unión Europea, ni el nacionalismo económico en EU o la crónica tendencia del alto capital a la toma de riesgos sistémicos como los que desembocaron en la gran recesión de 2007 se originan en el trumpismo. Éste es un fenómeno político y de clase, cuya base electoral proviene de las respuestas sociales a lo que Arturo Ortiz Wadgymar y Jeff Faux describen, el primero enPolítica económica de México, 1982-1995 (1997) y el segundo en La guerra global de clases (UACM, 2008), como una gran ofensiva a favor del 1% en el manejo de la crisis de acumulación que abate al capitalismo desde mediados de los años 60 que se agazapa, como dice Chomsky, bajo la mampara conceptual de neoliberalismo agregándosele la delglobalismo pop.
El de Faux es, sin duda, el mejor texto disponible para ubicar de manera precisa al TLCAN y al trumpismo(p.152) como fenómeno de clase, con sus características y contradicciones. El de Ortiz es de precisión analítica y de alta solidez teórica, conceptual, dato en mano, parar revisar, con certeza, la acometida general y parte central del gran festín privatizador del saqueo y despojo privatizador impuesto desde la condicionalidad acreedora (FMI-BM-BID). Todas las líneas de crédito de Estados Unidos disponibles para la periferia capitalista que sustentan ese embate reciben el visto bueno de la presidencia imperial desde el Departamento del Tesoro, embestida que se agudiza y expande con los primeros indicios de crisis (caída de la tasa de ganancias) vigorizándose a raíz de la crisis deudora de 1982.
Por ser de clase, la ofensiva también se proyectó hacia adentro y contagió a Estados Unidos, la locomotora capitalista bajo acentuado y, como advierte I. Wallerstein, riesgoso, bajonazo hegemónico, en especial en materia depoder suave, a decir del profesor y consejero de inteligencia J. Nye, el que se ejerce, junto a la fuerza, a través de la atracción o la capacidad de persuadir a la gente. Es un cuasi-colapso a semanas del arribo a la Casa Blanca del trumpismo.
Imposible que vibremos con un régimen que aplica gasolinazos y persiste en entregar el patrimonio energético, bajo la salvajada a la que somete a la población mexicana, ya por más de 35 años: se trata de un brutal recetario, fuente del desempleo, pobreza, descomposición criminal y violencia que expulsa a millones y es el principal problema de seguridad que vivimos: “a) reducción del gasto público; b) eliminación del déficit presupuestal liquidando todo tipo de subsidios (alimentos, producción agropecuaria, educación y transporte); c) reducción del tamaño del Estado, despido masivo de burócratas, privatización de empresas paraestatales; d) desregulación a favor de empresarios, banqueros, industriales y comerciantes, limitación a todo tipo de controles a los empresarios; (eliminación) de los controles de precios, que no se limiten las ganancias, que no se grave el capital y que, eso sí, los salarios se fijen en función de las leyes de la oferta y la demanda, e) (sector externo): apertura total e indiscriminada a la inversión extranjera y a las mercancías del exterior; f) una política cambiaria altamente flexible que permita la entrada y salida libre de los capitales nacionales y extranjeros sin intervención del Estado; y g) libre oportunidad de especular en bolsas de valores globalizadas (Ortiz, p.17).
Eso no es neoliberalismo, porque, como insiste Chomsky, ni es neo ni esliberalismo, es pura guerra de clases, que Estados Unidos amplió haciadentro y hacia afuera, gestando ahora al trumpismo racista anti-migrante. Esa fue la receta para inducir el TLCAN en 1994, desarticular al sector energético e industrial e inducir las precondiciones de un estado de excepción. Para prolongar el recetario FMI-BM, se implantó un régimen de usurpación electoral en 1988 bajo la dinámica de un capitalismo de amigotes de acá y allá, consolidando alianzas y jugosos negocios desde el arranque mismo del TLCAN. Ese Tratado, dijo John D. Negroponte, entonces embajador de Estados Unidos en México, sería la piedra angular para colocar la política exterior y de seguridad de México, bajo principios estadunidenses.
¡Operada por EPN y la Secretaría de Energía!, la contrarreforma energética y sus gasolinazos son parte central de esa embestida, ahora mucho más riesgosa para el país y nuestros migrantes. El metódico asalto a Pemex y su capacidad de refinación no se inició, sino que se profundizó, con la imperialización del país por la vía del TLCAN y la Iniciativa Mérida (IM) en 2006 bajo PRI y PAN. El TLC formalizó las asimetrías económicas y la IM implantó las de seguridad a favor de bancos, corporaciones y petroleras de Estados Unidos, a costa de los intereses y bienestar de la clase media y de trabajador@s mexican@s del campo y la ciudad. En Estados Unidos el TLC incubó el trumpismo vía la homologación salarial a la baja y deterioró el poder de los sindicatos.
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jueves, 2 de febrero de 2017


Trump e inercias: síntomas mórbidos (III)
John Saxe-Fernández, La Jornada a Jueves 2 de Febrero de 2017.
C
on una estela mórbida de decisiones en la crucial relación con México y en materia ambiental, inició Donald Trump la primera semana como presidente de Estados Unidos. Dejó un rastro de imágenes de prepotencia, improvisación, autoritarismo, regresión científica, desmesura tuitera y despropósitos migratorios que se extienden desde elmuro con México, América Latina y el Caribe, al mundo. Trump conduce a una potencia en intensa militarización, financiarización y bajo el estancamiento secular del capitalismo monopólico, añadiéndole riesgosafosilización, en un gabinete integrado con alta presencia de Wall Street, el Pentágono y del cabildo de la industria del carbón, gas y del petróleo, con el Departamento de Estado bajo la batuta de ExxonMobil, primera petrolera privada mundial con la mira en yacimientos de Venezuela, aguas profundas de México y el Ártico.
Ante la agresividad y rudeza de Trump hacia la nación mexicana, más en papel de magnate que atiende desde su torre en Manhattan que de presidente de nación vecina que opera en la Casa Blanca, sectores y líderes de oposición, incluidos Cuauhtémoc Cárdenas, AMLO y voceros del PAN, respaldaron la postura de EPN. Ya les cayó el 20, celebró un sociólogo de la Universidad de California en referencia a los llamados de EPN y otros funcionarios a la unidad nacional. Fue un abrazo solidario y racional de escasa duración. Pronto, Trump acordó con EPN mantener en lo oscurito el asunto del muro y los country managers, bajo inercias del FMI, en principio rechazaron cualquier cancelación y sólo mencionaron una posible posposición de los gasolinazos. La Secretaría de Hacienda anticipógasolinazos luego del 18 de febrero y después todos los días. Mientras Trump amenaza las exportaciones de México y abre riesgosas puertas a guerras comerciales, acá los hacendistas, obedientes suicidas políticos, anunciaban su endoso a los recetarios denunciados por Joseph Stiglitz, el ex primer economista del Banco Mundial (BM), en entrevista con el premiado periodista Greg Palast (El globalizador que desertó voltairenet.org.). Son las maquinaciones que usan los del FMI-BM para agilizar por la vía de la desestabilización, las decisiones y procesos de traspaso de la riqueza pública a favor de un aparato financiero que alienta el capitalismo de cuates.
Peña, con 2018 en la mira, va en pos de la Ley de Seguridad Interiorpara dar continuidad a las reformas estructurales. Para eso procede con la etapa que Stiglitz llama precios regulados por el mercado, la ruta hacia un más intenso torbellino alcista de precios de la comida, el agua, las gasolinas y el gas doméstico encaminándonos hacia el “paso “tres-y-medio:los disturbios del FMI, es decir, saqueos, violencia y caos. Es un clima de explosividad social y de represión policial-militar. En este caso, el medio ambiente para inducir la aprobación de la Ley de Seguridad Interior, lanzando más gasolina, de manera persistente, a un tanque que ya está en llamas.
Sobre este tema Palast accedió a documentos internos del BM, marcados como confidencial, restringido, yno revelar. Uno de ellos es laEstrategia Interna de Asistencia de País, para Ecuador en el que, dice Palast, “se afirma varias veces –con fría precisión– que se esperaba que sus planes iban a dar chispa a disturbios sociales”, lo que es su término para una nación en llamas (ibid).
Palast revela que en el informe secreto se reconoce que el plan para hacer del dólar de Estados Unidos la moneda de Ecuador empujó al 51 por ciento de la población por debajo de la línea de pobreza. El plan deAsistencia del Banco Mundial recomendó afrontar las protestas civiles y el sufrimiento de una población agredida, con ¡”firmeza política y precios aún más altos”! ¿No es algo parecido a eso lo que sugiere ahora la SHCP? ¿Es la intención crear el ambiente para inducir, como en el incendio del Reichstag, la aprobación de Leyes de excepción como la de Seguridad Interior? Nos llevan, en medio de las tiranías de Trump, hacia lo que Palast califica de protestas pasivas dispersadas por balas, tanques y gas lacrimógeno, mismas quecausan, debido al pánico, nuevas fugas del capital, además de gobiernos en bancarrota? Sin embargo, como dice el periodista, “este incendio económico tiene un lado positivo –para las corporaciones extranjeras–, quienes pueden adquirir los bienes que van quedando… a precios de remate”.
Cuando una nación cae en esa vorágine de precios agresivos, advirtió Stiglitz, el FMI se aprovecha y le exprime hasta la última gota de sangre. Incrementa el calor hasta que, finalmente, la olla entera explota, y recuerda que cuando el FMI eliminó los subsidios a la comida y combustibles para los pobres de Indonesia en 1998, Indonesia estalló en disturbios, como también en Bolivia con los precios del agua, o en Ecuador por los aumentos decretados por el BM en los precios del gas natural, y así ad nauseam.
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